Que es una persona “seria”, dice. Sin embargo, se gana la vida haciendo reír a la gente. ¡Qué contradictorio!, ¿verdad? Es un hombre polifacético, pues la música también es lo suyo o, al menos, lo intenta. Y, en este sentido, afirma que sigue esperanzado de ser algún día definido como ’un monologista musical’. ‘What What’ en inglés, Héctor de Miguel Martín en el registro civil y Quequé para el resto del mundo mundial. Tras deambular profesionalmente entre Madrid y Salamanca, la tranquilidad de su ciudad natal le “maravilla”. Por eso, entre unos cafés, una conversación previa y otra posterior sobre el vaivén de la vida y la Plaza Mayor delante de sus ojos y tras mis espaldas, el botón rojo de la grabadora comienza a funcionar. Lo que registró la maquinita aquí está, lo que no, es cosa de lo que en la práctica periodística se denomina ’off the record’.
DdS: Un periodista estadounidense, Mark Twain, escribió que “la raza humana tiene un arma verdaderamente eficaz, la risa”. ¿Comparte su opinión?
Totalmente. Es un arma, además, de destrucción masiva y es el único arma que nos diferencia de los animales, que también se ha dicho mucho, pero es verdad. Si no la usas, se atrofia, como todo. “La función hace al miembro”, como decía Darwin. Hay que utilizar la risa como arma y más en estos tiempos. Quizá, ahora es nuestra única arma. Partiendo de la base de que el pueblo no está por la labor de levantarse en armas y poner una guillotina en la Plaza, que me parece bien que no lo hagan, lo único que tenemos es la risa. Lo que me fastidia es que no nos estamos riendo de los que nos han llevado a esto. La crisis nos ha acobardado. Todo el mundo está: “Yo no, yo no quiero perder mi trabajo”. Eso para el periodismo, en concreto, es la muerte. Por ejemplo, un periodista que está loco porque le den una noticia y no quiere o no puede contarla porque le despiden. A los cómicos no quiero que nos pase eso. Yo quiero que nos riamos de Botín, de los políticos, del otro, del de más allá… y eso no está pasando. En las actuaciones que yo hago en directo sí, aunque no son políticas, intento dejar claro, por lo menos, mi opinión.
DdS: Héctor de Miguel Martín, ¿por qué Quequé?
Me llamaba así mi hermana cuando era pequeña. Cuando estaba aprendiendo a hablar, llamaba a los muñecos ‘quecos’ y entonces a mí me llamaba ‘quequé’ y me gustó.
DdS: Aunque por motivos profesionales marchó de Salamanca, es habitual verle por aquí, ¿se debe a que tiene buenos recuerdos de su infancia en ella?
Yo tuve una infancia feliz, tranquila, bonita…. Sobre todo eso, tranquila. Salamanca es una ciudad donde puedes vivir tranquilamente. No sé ahora, pero en mis tiempos se jugaba al balón en la calle y los padres estaban súper tranquilos sabiendo que estabas en La Alamedilla molestando a los patos o en Los Jesuitas robando manzanas. Vuelvo mucho y me encanta volver y más ahora en esta primavera ‘reloca’ que parece verano.
DdS: Sus primeros pinitos laborales fluyeron aquí…
Efectivamente. Yo empecé haciendo ‘el mico’ por aquí. Mis primeras actuaciones fueron en Salamanca. La primerísima fue en ‘El Camelot’, luego de ahí al ‘Principal’, que ya no existe, que estaba en la Rúa. (“Ya no existe”, esto suena a muy viejo…). Y también después en algún garito más. Luego empecé en la radio haciendo ‘el tontito’ en Cadena 100 y entrevistando a la gente. Por ejemplo, en la Plaza Mayor, yo salía con mi grabadora y quería hacer un poco el’ Caiga Quien Caiga’ pero… vamos, que molestaba a jubilados (risas). A las doce de la mañana es lo único que hay y a los jubilados les das un poco y como se enganchen… (risas).
DdS: Y llegó el ‘Club de la Comedia’ y su vida dio un giro, ¿de cuántos grados?
De 360, porque al final me he quedado igual, aquí, otra vez en Salamanca, pero mejor. Dio un cambio muy brusco porque el certamen del ‘Club de la Comedia’ supuso que me saliera trabajo regular en televisión. Me tuve que ir a Madrid, encantado, además. Yo no puedo decir: “Me fui a Madrid con una mano delante y otra detrás”. No. Yo me fui por la puerta grande como un señor, con mi trabajo, con una suerte tremenda. Y allí estuve unos cuantos años, pero al final siempre he vuelto a Salamanca cuando el trabajo ya fue menos regular. Hubo una época que me vine otra vez a vivir e iba alguna vez a la semana a Madrid, como ahora estoy haciendo, que vivo aquí, pero dos o tres veces a la semana voy para allá, que es suficiente para resolver las cosas que tengo en Madrid. Mientras no salga algo más regular, yo no cambio esto por nada. Es otro mito, pero la calidad de vida que hay aquí comparada con la de Madrid…. Sólo en el aire. La capa de mierda que ya va teniendo Madrid encima es una cosa espectacular. Los alérgicos lo van a pasar muy bien esta primavera…
DdS: Se decantó por lo cómico, pero en realidad, quería ser cantautor.
Lo llevo con vergüenza pero es verdad. Yo empecé cantando. Tenía claro que yo quería mezclar el humor con la canción, pero cantaba más que hablaba en los primeros shows. Después, lo de cantar y hablar se fue nivelando mucho y al final ganó el hablar. Ahora hablo un 70% ó 80% y canto un 20%. Me gustaba mucho esa vía de hacer humor, porque yo había crecido oyendo a Krae y a Sabina, también a Toreros Muertos, a gente que mezclaba la música con el humor y a mí son dos cosas que me fascinan. Poder juntarlas siempre lo he hecho y creo que lo haré. Llevo un cantante de karaoke dentro, que eso también lo saco cuando puedo (risas).
DdS: ¿Se le podría definir como ‘un monologuista musical’?
Sí, me encantaría. En realidad, me gustaría ser una ‘Rock and Roll Star’ (risas), no he perdido todavía la esperanza. Pero de momento soy monologuista.
DdS: ¿Se considera gracioso?
No especialmente. Considero que tengo la capacidad de hacer gracia encima de un escenario. Pero desde luego en un bar o en una reunión social ni voy a ser el centro de atención, ni lo pretendo, ni me gusta. Nunca he sido el payaso de la clase. Tenía mis momentos. Cuando estoy relajado y a gusto puedo ser divertido, pero no lo llevo por bandera. Al contrario, soy bastante seco, bastante serio en la vida real. No soy gracioso si no me pagan. Ése podría ser un poco el resumen (risas).
DdS: ¿Qué inspira sus monólogos?
Parto de mi vida siempre. Luego, al final, la exagero hasta puntos que no sean reconocibles ni por mí mismo ni por otras personas que puedan estar afectadas. Parto de mi experiencia y, luego, procuro que se me vaya la olla todo lo que puedo, porque no quiero contar mi vida, quiero contar cosas divertidas. Pero parto de cosas que he vivido yo, porque quizá también lo han vivido los demás y entonces la comedia es más agradecida, porque te sientes identificado.
DdS: El llevar la etiqueta de humorista, ¿afecta a su vida habitual? ¿Es difícil que le tomen a uno enserio?
Sí. El que viene a saludarte porque te ha conocido, porque le has hecho reír, quiere que le hagas reír normalmente. Yo prefiero que la gente se relaje, que sea una misma. Tampoco culpo a nadie de que venga con esa actitud, aunque también hay gente que se pone muy pesada en un momento dado. Pero bueno, eso igual ya lo da la noche, los bares, el alcohol, que va haciendo perder la vergüenza, el respeto… y ya viene uno y te coje la oreja y te dice: “Te voy a contar un chiste pa` que lo cuentes por ahí”. Y yo no sé contar chistes, en mi vida he contado un chiste, los destrozo todos. Sólo me acuerdo de los que duran 30 segundos, porque no tengo esa capacidad. Admiro mucho a los que saben contar chistes. Pero bueno, yo no me quejo. Es bueno que la gente te venga porque les has hecho reír. A mí lo que más me gusta es cuando alguien se cruza contigo y se ríe, sonríe y ya está. En esta sonrisa está todo. Es un poco cursi esto (risas), pero es verdad, porque te ahorra toda la conversación.
DdS: ¿Cómo fue su experiencia en la televisión?
Sólo tengo buenas palabras. A mí la tele me encanta como medio. Creo que he tenido la suerte, además, de mantener una coherencia que no me apetece romper. He hecho cosas de las que me siento muy orgulloso, como de ‘El Club de la Comedia’, de ‘Splunge’, de ‘Noche Hache’, ‘Estas no son las noticias’… La verdad es que me gusta todo lo que he hecho, unas cosas más otras menos, evidentemente.
DdS: ¿Y en cuanto a contenidos?
La tele es un medio fantástico que está en malas manos y últimamente más. Es muy conservador en los planteamientos. Ahora mismo, estamos en esta época y la gente lo prefiere. Bueno, no sé si lo prefiere, pero desde luego a ‘Sálvame’ no le va mal. Quizá preferimos algo así a que nos digan la verdad. No sé… pero bueno, sigue habiendo cosas en la televisión que merecen la pena… Sigue habiendo un ‘follonero’, de vez en cuando un ‘Salvados’, sigue habiendo… (duda) alguna cosa más habrá, ¿no? (risas). Ésa es otra. Tampoco hay ‘Late Night’, ese programa canalla a partir de las 12 de la noche, más enfocado a adultos. Es algo que me tiene maravillado, porque en todos los países del mundo tienen dos, o tres, o cuatro y aquí ya no tenemos ninguno. Me pasma también un poco cómo se ha llevado ese concepto de ‘Late Night’ a la sobremesa, que es algo que no termino de entender muy bien por qué. Creo que también el humor está un poco secuestrado por eso, porque tú a las 4 de la tarde no puedes decir ciertas cosas que, sin embargo, luego a la misma hora están diciendo en Sálvame, unas burradas absolutas, pero a ellos curiosamente no les denuncian. Me imagino que es porque, al fin y al cabo, en la tele funciona lo que ven los niños y las personas mayores, que son dos colectivos que no usan internet todavía. Yo creo que cada vez la tele va a ir más a eso, se va a quedar para personas que no se manejan bien con el ordenador. La televisión va a tener un futuro un poco negro, como va a pasar a todos los medios, que o se reemplantea de dónde viene y a dónde va o… Porque es que estamos viendo ‘The Walking Dead’, que se estrena en EEUU hoy y a las tres horas la estamos viendo subtitulada por un señor que voluntariamente lo ha hecho. Yo soy consciente también de que he vivido la ultima etapa de la televisión, el último coletazo, la era dorada en cuanto a sueldos, producción… “Venga pon ahí un camello”, y lo ponían. Daba igual todo. Escribías en un ‘sketch’ que querías un elefante rosa y “toma el elefante rosa”. Ahora vamos a ir a lo contrario, a la tele ‘low cost’: ”Con lo que antes se hacía un programa me tienes que hacer ahora toda la temporada entera”. Y me parece bien también, porque lo de antes era muy exagerado.
DdS: Entonces, recapitulemos. Cantautor, monologuista, cómico, presentador… ¿qué le gustaría a Quequé ser de mayor?
(Risas). Yo de mayor quiero ser mayor. Ya me pasaba de pequeño. Quería ser mayor, era mi máxima aspiración. De hecho, no me manejaba bien con las personas de mi edad, yo me llevaba bien con los mayores y era con quienes quería estar, porque hacían lo que les daba la gana. Y yo quería ser mayor para hacer lo que me diera la gana. Y más o menos estoy en ello. Ahora lo que quiero es ser más mayor y más hacer lo que me dé la gana.
DdS: Ha comentado alguna vez que uno de sus mayores éxitos ha sido aparcar delante de Iñaki Gabilondo…
Fue en la etapa en la que hacía ‘Estas no son las noticias’ en Cuatro, que yo era el presentador. Era una broma que hacíamos porque, cuando ascendías, tenías derecho a plaza en el aparcamiento. Hasta entonces era un problema, pero en el momento que fui presentador fue de: “¡Eh! ¿Qué plaza quieres?”. Entonces, llegué yo ahí con mi ‘Mini’. Y, entre todo aquello, lo que más me hacía ilusión, efectivamente, es que yo aparcaba al lado de Iñaki Gabilondo y, al lado, estaba Polanco, que en paz descanse. Era una broma para decir: “Yo creo que ya he tocado techo en el mundo de la televisión, he aparcado al lado de Iñaki Gabilondo”. Luego, el programa solo duró una temporada y, evidentemente, ya no aparqué más al lado de Iñaki, pero fue una experiencia bonita también. Además, el programa iba justo después de los informativos de Iñaki, entonces él siempre empezaba el informativo dando ‘La opinión de Iñaki’ y yo acababa el programa dando ‘La opinión de Quequé’. Se solapaban las dos opiniones, la seria, que era la mía y la suya, que era la de broma… risas). Era muy bonito.
DdS: Y en sus ratos libres, ‘la play’ es uno de sus vicios. ¿Cuántas horas ha llegado a estar delante de esas maquinitas?
Es uno de mis vicios, pero lo bueno es que siempre lo practico en compañía. Yo solo no me pongo a jugar. Horas… yo creo que hemos llegado a pasar alguna noche. Empiezas a la 1, e igual cuando levantas la cabeza ya ves amanecer.
DdS: ¿Y twitter?
Sí, ahora twitter. Lo malo de twitter para la adicción es que lo llevas encima todo el rato. Se concibió para el móvil. Esos ratos muertos que antes echabas de otra manera, por ejemplo, hacer caca, estás ahora en el twitter. O en una cola en el banco o en el supermercado… te pones ahí ‘pim pam’. La verdad es que como herramienta de promoción es fantástica, pero también para hacer humor es muy bonita. Y yo lo utilizo para hacer promoción o para hacer reír, y si puedo juntar las dos cosas mejor. Sí, la verdad es que sí que estoy un poco enganchado. A facebook no.
DdS: Aunque jugar al padel con Javier Coronas tampoco se le da mal…
Con ‘El Gordo Coronas’ (risas). El padel tiene una fama de deporte de derechas cuando no lo es, es deporte. Eso es que lo puso de moda Aznar y se quedó un poco con la cosa… Es un deporte para gente como yo, que no somos deportistas. Es un deporte muy agradecido, porque a los cinco minutos ya te crees que sabes jugar, además, no se corre mucho, que eso también es importante. En definitiva, es un deporte para patosos, como Coronas y yo. Jugamos con Broncano, que el ‘cabrón’ es semiprofesional y nos mete unas tundas que nos deja ‘baldaos’.
DdS: Parece que la nueva generación de cómicos comienza pisando fuerte…
Sí, y muy interesante. Menos mal, porque hubo algunos años, no hace muchos, que yo decía: “¿Dónde están los que nos tienen que echar?” Porque esto es así, tiene que haber una regeneración y no salían. Y entonces, precisamente a través de ‘Estas no son las noticias’ yo descubrí a Dani Martínez, a Dani Rovira… A Dani Rovira lo había visto en ‘Paramount Comedy’, pero a Broncano no lo conocía y me parece una maravilla. Algunos de ellos han venido al ‘Ciclo de Humor de la Espannola’ este año, como Luis Álvaro, Raquel Sastre, Xavi Manquesa… Vienen muy fuertes, son muy completos. Cada generación de cómicos tiene que ser mejor que la anterior. Nosotros crecimos viendo a Martes y Trece, por ejemplo, y ellos han visto a Martes y Trece y a nosotros. Yo me alegro mucho, porque eso es salud mental para un país, el que haya buenos humoristas que arriesguen, que se metan en terrenos incómodos para el espectador, no es todo complaciencia. Hacen un humor ‘cabrón’ en un momento dado. Y yo creo que también es necesario. No todo el rato, pero un poco de mala leche también hay que tener, porque sino nos las van colando y, ¡joder!, “me has metido el brazo entero”, pero claro, “estabas ahí callado…”. El humor tiene que ser ese desahogo espiritual que nos tenemos que permitir.
DdS: ¿En qué proyectos está embaucado ahora?
Quería acabar con la gira de ‘Antolojeta’ algún día de estos, pero no me dejan y me parece bien, así que voy a tirar hasta diciembre. Voy a seguir en la radio, en Radio Nacional, hasta que los recortes lo quieran (risas). El día 26 voy a grabar un monólogo para el ‘Club de la Comedia’ y siempre hay proyectos y cositas por ahí. Pero, en cualquier momento, estén atentos a sus pantallas.
DdS; ¿En Salamanca le podremos ver pronto?
Yo creo que sí, bastante pronto. Cuando llegue el calor, ahora por mayo. Haremos alguna cosita chula. Esperemos que no coincida con los exámenes.
Vamos a concluir con algo rapidito. Una pregunta con una sola respuesta:
- Sitio preferido de Salamanca: Huerto de Calisto y Melibea.
- Mania: Morderme los pelos del bigote.
- Película que recomendaría: ‘La vida de Byan’. ¡No! ¿Puedo cambiar? ‘Amanece que no es poco’.
- Tipo de música: La buena.
- Libro: ‘La vida exagerada de Martín Romaña’.
- Comida: Arroz, con bogavante si puede ser.
- ¿Eva Hache o Ana Morgade?: Hombre… no me hagas esto. ¡Hombre por Dios! No puedo, no me puedes hacer elegir, no soy racista. No puedo desperdiciar a ninguna. Me quedo con las dos en todo, en lo profesional, en lo personal…
- ¿Día o noche?: Noche.
- Para tapear por Salamanca: Van Dyck.
- Un deseo para el 2012: Que nos quejemos más, a ver qué pasa, por probar.
Vía: Diario de Salamanca
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